La llamada cuidad de los canales es la Perla del Adriático. No basta con una vida para visitar toda Venecia y sus islotes.
Venecia se ubica al noreste de Italia en un conjunto de islas del Mar Adriático. A unos 160 km, se encuentra Trieste, que es frontera con Eslovenia. Los venecianos llaman Venecia únicamente a la pequeña Venecia histórica, excluyendo todas las otras islas tales como Giudecca, San Giorgio, San Pietro, Murano, Burano, etc.
Venecia fue independiente y autónoma regida por un Dogo vitalicio, pero no hereditario. Fue durante siglos un gran imperio marítimo y comercial, que dejó su rastro en buena parte de Europa. La Laguna servía de defensa natural contra invasiones marítimas con sus bancos de arena. Perteneció al imperio austríaco antes de integrarse a Italia.
120 pequeñas islas componen Venecia si contamos Murano y Burano. Confluyen los ríos Po y Piave en Venecia. Como no, el paisaje es único con toda esta agua que nos rodea, agua que inunda Venecia por las mareas altas varias veces al año. Sus calles las forman los canales y eran el modo de tránsito original de la cuidad. Está repleta de puentes que enamoran. Todo esto hace de Venecia un lugar único en el mundo.
un consejo: Ir a la Plaza San Marcos y visitar sus magnificos monumentos, para despues perderse en las calles de la isla.
Basílica de San Marcos, Palacio Ducal, Estatuas y Plaza San Marcos.
En la Pequeña Venecia, el centro y pulmón es la Plaza de San Marcos. En ella se concentran unos edificios monumentales que muchas ciudades envidiarían. Desde el mar, entramos en la plaza pasando las dos estatuas de San Jorge (antiguo patrón) y San Marcos (patrón de la cuidad y representado por un león). El palacio Ducal se encuentra a la derecha y era la residencia del Dogo, se puede visitar. A su lado, se encuentra la espectacular Basílica de San Marcos. A la izquierda tenemos la Torre del Reloj, con una vistas impresionantes de la cuidad desde su techo. La Plaza de San Marcos está rodeada de numerosos palacios que compiten entre ellos por su belleza.
Si nos paseamos por las calles periféricas de la plaza, podremos acercarnos, entre otras cosas, al Teatro La Fenice y contemplar sus puentes, como los famosos Puentes de los Suspiros y Rialto. Pasearemos por sus calles llenas de historia y de vida, donde podemos aprovechar las tiendas con oferta de productos de artesanía y joyerías. Hay que resaltar que en Venecia, encontraremos productos de lujo y alta calidad y si salimos de la Pequeña Venecia, nos quedan otros edificios dignos de admiración como la Basílica de Santa Maria della Salute, por nombrar uno a modo de ejemplo. Por lo que Venecia está repleta de tesoros en cada una de sus islotes.
Por las calles de Venecia tenemos muchas pastelerías y restaurantes que ofrecen posibilidad de disfrutar de la “patisserie” (helados, pasteles, dulces) o bocadillos y pizzas típicas del sitio. La comida de Venecia es amplia y famosa por ser cara, podemos disfrutar del pescado, jamón, vino además de la tradicional pasta y pizza.
Venecia es única y auténtica. Merece todos los piropos que la alaban. Debemos perdernos en sus calles y dejarnos transportar por la sensación indescriptible que invade al turista. Es una parada obligatoria de cualquier viajante.
Torre del Reloj y canal.
Dónde comer: se puede comer raciones de pizza o bocadillos en los distintos restaurantes o pastelerías. Evidentemente el precio en Venecia es caro. Debemos alejarnos del centro y de la plaza san Marcos para rebajar el precio del servicio. Podemos comer menús más económicos como por ejemplo en la vía Garibaldi donde los locales ofrecen el menú turista por menos de 15 euros.
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