Los templos de Abu Simbel, un patrimonio de la humanidad.
Situado al sur del país, a más de 300 km de Asuán y al
oeste del Lago Nasser.El templo forma parte del museo al Aire libre de Nubia de
Abu Simbel situado cerca de su emplazamiento original. Las obras para hacer la
Presa de Asuán y la creación del lago Nasser inundaron ciudades y muchos
templos por el aumento del nivel del Nilo. Para no desaparecer tuvieron que ser
trasladados y reubicados varios templos gracias a la intervención de la Unesco
y la participación de muchos países occidentales. El templo fue cortado en
grandes bloques que fueron marcados, trasladados para volver a ser montados en
su nueva ubicación. La operación duro más de 4 años y aunque se salvó el templo
es víctima de la erosión.
El templo fue construido por Ramsés II, quien fue uno de
los faraones más famosos y más prolíficos en obras debido a su largo reinado. También
fue un gran guerrero que obtuvo victorias y tratados de paz al norte y al sur. El
templo es uno de los más bonitos e impresionantes de los monumentos de Egipto. Como
muchos templos durante el paso del año paso a ser olvidado y recubierto por la
arena del desierto. No fue redescubierto hasta principios del siglo XIX tras
varios intentos frustrados por el italiano Belzoni, quien aprovechó su
descubrimiento para llevarse las piezas más importantes que halló. El complejo
se compone de 2 templos cercanos ambos excavados en la propia roca de la
montaña, el templo Mayor y el templo Menor.
La llegada es una odisea, tanto por avioneta como en
autocar, y siempre está sujeta a la autorización militar que puede impedir la
visita a menudo. Por suerte durante nuestro viaje pudimos disfrutar de esta
imprescindible visita. Pero uno debe levantarse a las dos de la mañana, cosa
increíble para cualquier turista de vacaciones en cualquier destino, excepto Egipto. En autocar hemos tardado 4 horas, aprovechando para dormir un rato
hasta que amanezca el sol. Pasaremos varios controles militares que nos dejarán
algo impresionados, y recordando el carácter crucial y estratégico de la presa
de Asuán y esta zona ultra vigilada. La opción en avioneta no está siempre
disponible, y aunque tardemos menos es también traumática.
El templo Mayor de Abu Simbel
El templo representa a los tres dioses más importantes
Amón, Ra y Path acompañando al propio Ramsés, que era un dios como todos los
faraones. La fachada es enorme con 33 metros de altura y 38 metros de ancho, y
nos dejará impresionados tanto por la ubicación con el lago Nasser próximo como
por la belleza de la entrada. Las 4 estatuas principales miden 20 metros de
alto y una está partida por culpa de un terremoto.
En la parte interior del templo está prohibido realizar
fotos, y se divide en salas de tamaño menor que nos llevan al santuario. Esta
prohibición para nada es un impedimento, ya que podremos centrarnos en
disfrutar con nuestros ojos la belleza de los frescos y pinturas bélicas. Y nos
permitirá grabar en mente este monumento grandioso, parafraseando a nuestro
guía turístico. Las paredes contienen estatuas y pinturas que cuentan las
batallas y victorias de Ramsés en las diferentes salas. Como en todo templo se
alojan varias salas hipóstilas con pilares cuadrados. Una particularidad del
templo es el aprovechamiento en su construcción de un fenómeno solar que 2 días
al año (21 de octubre y 21 de febrero, 61 días antes y después del Solsticio de
invierno) hace que los rayos penetren hasta el fondo del santuario iluminando
las caras de Amón, Ra y Ramsés y dejando
la cara de Ptah en la penumbra (era el dios considerado de la oscuridad). Su
cambio de ubicación original hizo que el fenómeno se desvió de un solo día,
alterando las supuestas fechas originales que se creen correspondían al
nacimiento y coronamiento de Ramsés.
El templo Menor de Abu Simbel
Al lado del templo mayor se encuentra este templo dedicado
a Hathor (diosa del amor y la belleza) y a su mujer favorita Nefertari. La
fachada se compone de 4 estatuas de Ramsés y 2 de Nefertari del mismo tamaño. Desde
la entrada penetramos a la sala central con seis columnas con la cabeza de
Hathor exculpado. Podremos observar los cartuchos del faraón y la reina favorita
que era Nubia antes de entrar en la sala hipóstila. Desde esta sala pasaremos
al vestíbulo que es el preludio al santuario donde está la estatua de la diosa
Hathor. Existe un espectáculo nocturno en el recinto para los afortunados que
tenga una estancia superior a un día, y este espectáculo tiene buena reputación
y fama. Por desgracia no tuve la oportunidad de disfrutarlo en mi última
estancia, pero queda apuntado con la visita del templo de Philae.
Abu Simbel es la guinda y la culminación de la visita de Egipto. Pese a las dificultades para llegar a los templos y la duración
limitada a 1h30, no hay excusa por realizar esta visita inolvidable.
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