Un restaurante de cocina típica maltesa en Sliema.
Sliema es una ciudad de La Valette, en la isla de Malta. Sliema tiene como ventajas estar próxima a La Valette, y pegada a Saint-Julians, la zona de marcha de La Valette. Esto la convirtió, con Saint-Julians, en el destino favorito de los turistas por sus hoteles modernos, cafeterías, restaurantes, comercios y centros comerciales. Pero su mejor atractivo es el mar y sus vistas, podremos caminar por el largo paseo marítimo disfrutando de la vista panorámica del mar y ver en frente La Valette y las 3 gloriosas al horizonte. También está pegada a la isla de Manoel por ejemplo. Malta es una isla pequeña, pero tiene mucho que ver, por lo que las distancias, que son cortas, se alargan mucho debido a la cantidad de cosas que ver. Desde el aeropuerto (16 km), podremos tomar el bus (71) hacía La Valette, y en la estación central tomaremos el bus 12 o 13 que nos llevaran a Sliema y Saint-Julians. La Valette queda a 6 km de Sliema, por lo que tenemos todas las ventajas posibles en este destino por cercanía a La Valette y por tener los ferries cercanos que salen para Comino y Gozo. Las 3 gloriosas quedan a poco más de 12 km y podemos tomar el bus 2 o 3 para ir a Kalkara y visitar Birgu y sus vecinas.
Como no, al ser turística, en Sliema tendremos una enorme oferta de restauración, desde las pequeñas tiendas donde comprar pastizis (deliciosos y baratos), pizzas y bocatas, a las franquicias internacionales, o los restaurantes de comida italiana (pasta y pizza muy ricas) hasta los restaurantes tradicionales. Durante nuestra estancia en Malta, nuestro hotel estaba en la zona de Il-Gzira, y nos paseábamos por el barrio disfrutando de las piscinas de Sliema y el inmenso paseo marítimo. Y como no, quisimos probar la comida tradicional Maltesa en un restaurante de la zona. Así que paseándonos le echamos la vista al restaurante Le Malte, que tenía muy buen aspecto exterior, entre los muchos restaurantes que había. Miramos la carta y decidimos probarlo por su oferta de platos típicos.
La ubicación del restaurante es perfecta al estar en frente del mar y en el paseo marítimo. Tiene una terraza muy pequeña pero lo compensa con un comedor con aire acondicionado y muy acogedor. El comedor está muy bien aprovechado y tiene suficientes mesas en las dos plantas que componen el local. Pero hay una diferencia entre comer al medio día o cenar. Al medio día su terraza está casi desierta por el calor, y hay poca gente que prefiere disfrutar del sol y de la playa. Es ideal para disfrutarlo tal como lo hicimos nosotros. Pero por la noche se llena y uno debe reservar si quiere sitio, además de sufrir un servicio más lento. La decoración mezcla madera noble, con muros de piedra y yeso, todo con un toque muy elegante.
un consejo: sin duda, elegid ir a comer un medio día y sin prisa para disfrutar del restaurante. Así evitareis riesgos de lentitud por la noche. Otro tema es que aunque la terraza sea tentadora, estar con aire acondicionado y sin las molestas moscas también es más agradable.
Comedor del restaurante.
La comida ofrecida es típica maltesa, y permite probar productos autóctonos como fue nuestra intención. Como entrantes tenemos el gozitan cheese, queso buenísimo y picante. Como especialidades de la casa tenemos de plato principal, estofado de conejo (Rabbit) o el beef olives, que es carne picada cocida enrollada. Los segundos son acompañados de patatas fritas caseras y ensalada. También tiene pescado del día que nos propuso el dueño. Aunque en Malta el pescado no tiene mucha fama. Al final pedimos el menú maltese set, y tomamos el gozitan cheese (muy bueno), y de segundo pedimos el Beef olives, que es muy seco pero llena bastante, y el conejo guisado en salsa de vino maltés con verduras mediterráneas asadas. El conejo también queda seco pero muy sabroso con la salsa reducida. Es todo acompañado de patatas gustosas y una rica ensalada, donde solo falló el sabor de los tomates. Pero aquí diré que los tomates de malta son decepcionantes en general. Acompañamos todo con media botella de vino tinto de la casa y agua. De postre tomamos el típico postre maltés con nata, y era apetecible. El vino era suave, pero Malta no es para nada famosa por su vino, así que no dudé en tomar cerveza (sale más barato y sabe más).
El servicio fue muy profesional y amable, aunque no se estresan mucho en Malta. El dueño fue muy amable y nos puso una jarra de medio litro cuando el menú lleva una copa de vino. Nos explicó todo lo que preguntamos y siempre fue muy atento. La comida fue de muy buena calidad, tanto el producto como su preparación. Las raciones eran abundantes y la relación calidad precio me pareció buena. Tiene una amplia gama de menús, que empiezan a 17,5€ hasta los 30€, para adaptarse al gusto de cada uno. Nuestro menú costaba 18€90 (entrante, plato, postre, copa vino, café), y nos salió en total a un poco más de 41 euros porque pedimos una botella de agua a mayor del vino. Otro cosa por destacar, cuando fuimos ofrecía un descuento para cenar si comíamos al medio día. Eso es una buena forma de fidelizar su clientela y así luchar contra la competencia muy feroz en Sliema.
Distintos platos del restaurante Le Malte.
Como conclusión, diría que es una buena opción para comer cocina tradicional y que no dudaría en volver.
Pros: muchos menús y sitio precioso.
Contras: Por la noche está muy lleno y el servicio es muy lento.
Links de interés:
Birgu Vittoriosa, Malta, Europa
Kalkara, Malta, Europa
Mdina, Malta, Europa
http://www.lemalterestaurant.com/